Quizás eres de aquellos que tienen una magnífica idea de negocio o te han ofrecido participar en un negocio que tiene todas las características de ser bueno para ti.
Te has molestado en estudiar y elaborar un plan de empresa, sabes exactamente qué hacer, pero, no encuentras el momento adecuado para comenzar. Pospones una y otra vez la puesta en marcha y, aunque te sientes frustrado por no dar el paso adelante, no eres capaz de reaccionar.
Este aplazamiento de una decisión importante para nuestra vida está normalmente ligado a nuestros temores. Temor a fracasar, a sentirte débil, a que tus parientes y conocidos se burlen de ti. Temores sin fundamento que se convierten en obstáculos y que, bajo su influencia, nos limitan la acción cuando permites que eso suceda.
Debes sobreponerte, lanzarte a la acción, olvidarte de los obstáculos. Compara la ansiedad que sientes cuando tienes que hablar delante de un grupo de gente desconocida al cosquilleo que se produce en tu estómago cuando tienes esa primera cita con la pareja de tus sueños. En ambas situaciones te sientes de forma similar, pero actúas de forma diferente. Los actores han aprendido a utilizar este sentimiento para su beneficio. Utilizan esa energía anterior a la acción para reforzar su actuación y automotivarse. Si consigues controlar o administrar tus temores, te colocas en una posición de fuerza que te permitirá alcanzar el éxito.
Identifica los temores que te frenan y los que te impulsan hacia adelante e intenta utilizarlos adecuadamente para tu beneficio.
Permítete sentir el miedo, a veces, si luchas en contra de algo, aumentas su resistencia,. Pon nombre a tus miedos y búrlate de ellos. Siéntalos como una emoción más y aprende a vivir con ellos, a sacarles provecho.
Sobre todo no olvides que comienzas una aventura, emprender un negocio. Cualquiera que sea la actividad que hayas elegido, te dará experiencias. Ni buenas, ni malas, solo experiencias que pasarán a enriquecer tu vida.
Animo, estoy contigo,
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